Comida china

Es increíble, están en todos lados, levantas una piedra y hay uno; coño, que si los chinos deciden saltar todos la vez, la tierra cambia su órbita.

Pues hoy voy a comer comida china, es increíble, lo diferente que es la comida china entre Venezuela y España.

En Venezuela, la comida china se llama por su nombre: chop suey, rice cooling, etc; aquí, le ponen los nombres más raros que he visto en mi vida, a las lumpias, les llaman rollitos primavera, al rice cooling le dicen arroz tres delicias, y así sucesivamente hasta que piensas que estás en un picnic.

Como les decía, la comida es muy distinta, aquí las lumpias tienen carne molida, o por lo menos eso parece, el arroz, nada que ver con el nuestro, las costillitas agridulces, son lalas, aunque muy buenas.

Sin embargo, hay algo que es igual en ambos países: te vas a cualquier chino dentro del país y los platos son idénticos, los ingredientes los mismos, e incluso la sazón, es calcada.

Yo me pregunto si en cada nación hay una Universidad de cocina china engaña-occidentales, o es que ya compran esa vaina hecha.

¿Han visto cementerios chinos?

Ahí se los dejo... Jajajaja.

Cinco tonterías para pensar

Llevo aquí en España casi 3 años, en Julio los cumplo; y para que vean que el cuerpo se acostumbra a su entorno, les voy a echar algunos cuentos de las cosas que te van a pasar si decides dejar el Caribe para venirte a algún país Europeo.

Son ese tipo de cosas, que no te imaginas que te pueden llegar a pasar, pero que así como cuando me suceden y sucedieron a mí, le suceden a la gran mayoría.

1. En primavera y verano, la piel pica, te molesta la cabeza, nosotros no estamos acostumbrados a estos cambios climáticos, basta con que pases aquí un par de veranos, para que te deje de pasar, me acuerdo cómo me fastidiaba eso.

2. Respirar es más difícil, se nota sobretodo en la mañana, cuando te despiertas y andas todavía en la cama, esto es porque tienes la nariz tapada.

3. Hay cosas que no entiendes, ni nunca entenderás, por la sencilla razón que se aprenden cuando eres pequeño, en el colegio, con tus amigos; y éstas a la vez, son las que en parte, te definen como persona, y hacen, que insconcientemente, puedas identificar a una persona que viene del mismo lugar que tú, sólo por un gesto, sin que haya abierto la boca, ya lo sabes, es de tu tierra.

4. El frío es horrible, mucho peor que el calor, los del Caribe no lo sabemos, pensamos que el calor te fulmina, pero con el frío es distinto, hay momentos, en que sabes que te puede matar, sólo sientes dolor y agonía. Pregúntenle a Napoleón y a Hitler, qué es lo que no harían si estuvieran vivos. El frío, siempre daña la piel, la reseca más que el calor, terminas descamándote.

5. La última, pero no por eso la menos importante, es que siempre recuerdas y extrañas con cariño el lugar donde creciste, porque cuando te vas, estas cosas que en su momento eran cotidianas, cobran mucha mayor valor, y esto hace, que madures muchísimo.


Daniel.

Ir de compras

Pues sí, no me gusta para nada, lo acepto, odio ir de compras cuando se trata de ropa, zapatos, o cualquier cosa distinta a agarrar algo de un estante y llevármelo directamente.

Creo que en el fondo, lo que me enerva, es el típic@ vendedor(a) que se te para al lado y no se te despega, que viene y te dice: buenas caballero, ¿en qué le puedo ayudar? -o te dice-, ¿se le ofrece algo?.

No saben cuántas veces se me ha pasado por la cabeza decirles: es que crees que soy subnormal o qué?, crees que necesito ayuda para escoger el color del boli que me quiero llevar, o la talla de interior que uso; aunque esto fuera el chisme más complicado del planeta, con la última tecnología, no te preguntaría a tí que tienes cara de tont@.

Se lo preguntaría a San Google, ¡claro está!.

En fin, como soy débil, a pesar de que odio a los vendedores fastidiosos, más me detesto a mí, porque cuando me toca un@ de est@s, siempre me llevo una cosa distinta a la que quería.

Me dan risa los vendedores que se hacen los listillos (el 99,99%), que siempre tienen una respuesta para todo, se inventan cada pendejada parqa vender una moto como si fuese un carro (coche).

Esto lo noto con los celulares (móviles); por ejemplo el mío, cuando lo iba a comprar, la chica me dice; bueno, en este, puedes meter mp3's; enchufas unos audífonos (cascos) y escuchas la música que quieras.

Le pregunto: ¿y cuánta memoria tiene?; responde: 12 megas.

Le digo: ¿La memoria es ampliable?; me responde: --------------------

La niña se quedó fría y empezó a buscar en el manual, a los 5 minutos me dice, no, no lo sé.

Por dentro pensé; pues yo si lo sé, no es ampliable. (ya había visto el modelo en San Google).

También me pasó por la cabeza: Menos mal que eres bonita.

Después me dijo, sí, este móvil tiene cable para usar con el ordenador, seguro que tiene memoria ampliable.

Pensé yo: Hija de puta, hija de puta, hija de puta; me estás engañando!!!!!.

Le dije: ¡Me lo llevo!. (No quiero un móvil más que para hablar).

En fin, todos son igualit@s, si yo fuera vendedor, también lo haría.


Daniel.